La tecnología de filtros verdes se plantea como una alternativa eficaz para el tratamiento, gestión y reutilización de los efluentes líquidos procedentes de aglomeraciones urbanas de pequeño tamaño. Para su implantación se hace imprescindible un buen conocimiento del medio geológico que nos permita asegurar, por un lado, la protección del medio natural, específicamente las masas de agua subterránea, y por otro, la eficacia de su aplicación como tecnología de regeneración.
En materia de tratamiento de aguas residuales, las pequeñas aglomeraciones precisan actuaciones que compatibilicen las condiciones exigidas a los efluentes depurados con técnicas de funcionamiento simple y con costes de explotación y mantenimiento que puedan ser realmente asumibles, y que a su vez requieran actuaciones de bajo impacto ambiental. Las tecnologías de depuración que reúnen estas características, que se conocían bajo el nombre genérico de tecnologías no convencionales, son denominadas en la actualidad tecnologías extensivas de depuración. La diferencia fundamental con las tecnologías de tratamientos convencionales (sedimentación, filtración, adsorción, precipitación química, intercambio iónico, degradación biológica, etc.) radica en que en las tecnologías extensivas no convencionales se opera a velocidad natural (sin aporte de energía), desarrollándose los procesos en un único reactor- sistema, compensándose el ahorro en energía con una mayor necesidad de superficie de aplicación.
En la actualidad, para el tratamiento de las aguas residuales urbanas de pequeñas poblaciones se recurre a la instalación de ambos tipos de tecnologías, convencionales y no convencionales. Si bien la realidad constata que ambas son válidas para depurar los vertidos generados, también se evidencia que en los pequeños núcleos de población (por las ventajas ambientales y económicas anteriormente mencionadas) se debe dar prioridad a la elección de los sistemas de depuración de tecnologías robustas y de bajo coste de explotación y mantenimiento.
Dentro de las denominadas tecnologías extensivas se incluyen los sistemas de tratamiento de aguas residuales mediante aplicación al terreno, donde se emplea al suelo como elemento depurador. Los denominados filtros verdes quedan encuadrados en este tipo de tecnologías. Son procesos de baja carga hidráulica (volumen de agua aplicada por unidad de área de terreno en un determinado periodo de tiempo) donde el agua residual a tratar es aplicada sobre un terreno con vegetación, con lo que se consigue, de forma conjunta, la depuración de las aguas y el crecimiento de la vegetación implantada. Una fracción del agua aplicada al suelo se consume por evapotranspiración y la restante se infiltra a través del terreno, hasta llegar al acuífero. Con esta tecnología, las aguas residuales son reutilizables de forma inmediata para la producción de biomasa, y el sistema en conjunto puede ser considerado como una tecnología de depuración de las aguas que se infiltran en el terreno y se acaban incorporando a los acuíferos. Las bajas cargas que se aplican, así como la presencia de vegetación y del ecosistema asociado al suelo, contribuyen a que los sistemas de baja carga presenten los mayores rendimientos de depuración entre los diferentes sistemas existentes de aplicación al terreno.
Con la aplicación de filtros verdes se trata de utilizar una tecnología basada en procesos biogeoquímicos que permita la recarga de acuíferos por percolación, respetando la premisa fundamental de mantener la calidad del agua en el mismo. En este sentido, es importante reseñar que buena parte de los recursos hídricos que se utilizan actualmente proviene de las aguas subterráneas.
Por otra parte, la demanda creciente en el sector de los biocombustibles hace que la reutilización de aguas regeneradas pueda considerarse como una buena alternativa para el riego de cultivos, ya que este tipo de sistemas de filtros verdes proporciona una serie de ventajas adicionales, como son: a) el agua tratada representa una fuente constante y segura de agua, aún en periodos de sequía, b) es un aporte continuo de nutrientes (N, P, K y otros microelementos) para las plantas, lo que representa además un ahorro en gastos de fertilización, c) contribuye a la conservación de los recursos hídricos de mayor calidad para otros usos, y d) representa una posible reducción del coste económico del agua destinada a riego.
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