Cuando se conectan tecnologías antiguas con métodos modernos, los resultados pueden cambiar vidas, incluso en lugares donde no abunda la esperanza. En uno de los emplazamientos más remotos del mundo, volver a conectarse al pasado muestra un camino hacia el futuro. Abra Pampa, es uno de los lugares más increíblemente bellos del planeta. Se trata del desierto situado en la región noroccidental de Argentina, al margen del tiempo y, ahora, en proceso de recuperación de una antigua tradición.
Durante siglos, en este lugar ventoso y desolado, el pueblo indígena de los Kolla ha criado llamas como animales de carga, así como para obtener alimento y lana. En la actualidad, la tradición secular de esquilar mano y de hilar para obtener una lana de alta calidad, trae una nueva esperanza a una región que adolece de un desempleo crónico. Para mujeres como Eugenia Gutierrez, la tarea no le supone ningún esfuerzo. Este antiguo arte es su pasión. “Llevo hilando lana desde que tenía seis años”,comenta Eugenia. “Toda mi vida me he considera hilandera. Me encanta este trabajo. Y soy artesana, especializada en la hilatura.” Ésta es la Cooperativa Punha, en la que las mujeres hilan la lana a la manera tradicional. El programa FORMUJER del Centro Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento en la Formación Profesional de la OIT (CINTERFOR) contribuyó a convertir esta antigua tradición en un éxito comercial. FORMUJER ayuda a las mujeres indígenas y no indígenas de Bolivia, Costa Rica y Argentina a conectar las tecnologías tradicionales con modernos métodos de organización, producción y distribución. Asimismo, ayudó a las hilanderas a comprender que la lana de alta calidad que producen también es de gran valor fuera de Abra Pampa. Actualmente, la lana de la Cooperativa, y los artículos que se fabrican con ella, se venden en toda la región en una red de escuelas y tiendas, e incluso en Internet. FORMUJER también ha cambiado la vida de Eugenia: se convirtió en dirigente de la cooperativa y en su primera mujer presidente.“Cambió mi visión, de ser tan sólo una artesana, a convertirme en una líder de la comunidad que considera y comprende las necesidades de los demás”. Sara Silviera, coordinadora regional del programa FORMUJER, está de acuerdo: “Eugenia es un claro ejemplo, en todo la región, del modo en que resulta posible que uno crezca y se transforme con apoyo, formación e incentivación”.“Aprender la manera de convivir con la tecnología y adaptarse a sus imperativos es uno de los retos mundiales más acuciantes en la actualidad”, señala Jane Hodges, Directora de la Oficina de la OIT para la Igualdad de Género. “Debemos capacitar a las mujeres para que superen las barreras culturales que puedan impedirles el acceso a las cualificaciones, las tecnologías, los recursos y los mercados.” Actualmente, la Cooperativa Punha trabaja para ser reconocida por el Ministerio de Trabajo de Argentina como institución de formación profesional, lo que daría lugar a la obtención de nuevos recursos. Eugenia viaja por toda Argentina, demostrando la manera en la que la formación para el desarrollo de cualificaciones propicia el profesionalismo, la acumulación de conocimiento especializado con fines comerciales, una mayor productividad y una mejora de los ingresos. Los hilos de la propia vida de Eugenia se han entrelazado para conformar un nuevo tejido: más fuerte, más elástico y resistente, y con conciencia de que cuenta con poder para cambiar su vida, y servir de inspiración a otros. “Tengo que aprender algo nuevo cada día”, comenta “No puedo conformarme con lo que he aprendido y dejar las cosas como están. Cada día aprendo más. El aprendizaje no termina, nunca”.
Revista “Trabajo” de la OIT
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