Grandes compañías eléctricas del mundo suelen contar con este tipo de especialistas, profesionales capaces de actuar con rapidez y de jugarse la vida sobre cables de hasta 500.000 voltios. Los equipos de ‘guantes calientes’, como se les conoce en algunas partes, realizan su trabajo desde el aire, actuando desde el mismo helicóptero que les transporta o colgándose literalmente de la línea para llevar a cabo las reparaciones. Este traslado por vía aérea resulta muy ventajoso para algunas compañías, debido a la inaccesibilidad de las líneas y a que los tiempos de reparación suelen ser notablemente más altos por vía terrestre.
A pesar de la tensión de la línea, los operarios no corren riesgo de electrocución mientras no toquen el suelo. Para su trabajo, cuentan con unos trajes de un material altamente conductor que se conecta a la red y permite compensar la diferencia de potenciales.
Procedimiento: el helicóptero se aproxima y el operario utiliza el dispositivo que equilibra la diferencia de potencial entre la línea y la aeronave. De esta forma, cuando la tensión de la línea y el hombre es la misma, la intensidad que circula por su cuerpo es cero.
Pero la maniobra no solo es peligrosa para el técnico. La aproximación del helicóptero a los cables requiere una gran destreza por parte del piloto, ya que cualquier maniobra podría acabar con las aspas rozando los cables y con la aeronave estrellada contra el suelo. En algunos lugares, los cables están situados a una altura de más de 60 metros.
Existen otros operarios que trabajan mediante ‘vagones’ que se desplazan por la línea. Su labor es igual de arriesgada, y las imágenes son también muy espectaculares.
Fuente: Fogonazos
A pesar de la tensión de la línea, los operarios no corren riesgo de electrocución mientras no toquen el suelo. Para su trabajo, cuentan con unos trajes de un material altamente conductor que se conecta a la red y permite compensar la diferencia de potenciales.
Procedimiento: el helicóptero se aproxima y el operario utiliza el dispositivo que equilibra la diferencia de potencial entre la línea y la aeronave. De esta forma, cuando la tensión de la línea y el hombre es la misma, la intensidad que circula por su cuerpo es cero.
Pero la maniobra no solo es peligrosa para el técnico. La aproximación del helicóptero a los cables requiere una gran destreza por parte del piloto, ya que cualquier maniobra podría acabar con las aspas rozando los cables y con la aeronave estrellada contra el suelo. En algunos lugares, los cables están situados a una altura de más de 60 metros.
Existen otros operarios que trabajan mediante ‘vagones’ que se desplazan por la línea. Su labor es igual de arriesgada, y las imágenes son también muy espectaculares.
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